viernes, 22 de agosto de 2008

Cuestión de Gustos




Ya es hora de desmantelar otro mito, señores. Eso de que "gustos son gustos" y de la diversidad de opiniones, tiene su parte oscura y mentirosa. Se cree justamente que esta frase la inventó un señor casado con un travesti.

No me van a decir que alguien que lee Coelho, escucha Villanos o se come los mocos tiene la misma calidad de gusto que quien degusta una novela de Dickens, escucha una Orquesta Sinfónica y come un rico postre Dannete de frutas del mar rojo.
Sin embargo, hemos de distinguir los diferentes niveles o clases de gustos personales, mediante los cuales tendremos una pauta de cómo tratar (o evitar) a las personas según sus preferencias.

He diseñado una clasificación de 5 grupos:

*El distinguido, u "otro salmón rosado para la mesa 5": Como su nombre lo indica, aquella persona que se destaca entre la mugrosa multitud por sus gustos refinados y adecuados para ingresar a la Alta Sociedad francesa del siglo XIX. Gusta de comidas caras, de bebidas importadas y de autos elegantes, aunque le disgusta manejar y la concentración de gente, por lo que recurre a lugares selectos, en donde encuentra sólo gente de su nivel. Prefiere la música clásica y vacaciones en alguna playa perdida del índico.

*El imitante o "uhmmm, está biennn, otro vaso de ese vino de 100 dólares": Es aquella categoría en la que encontramos gente que aspira a ser una persona distinguida, imitando (aún a su pesar) gustos de alta calidad. Algunos nuevos ricos, por ejemplo, o excéntricos artistas esporádicos. Si bien les gustaría mucho más un rico asado, comen canapés con caviar y melón, toman daikiris de frutas exóticas y prefieren apostar a los caballos antes que ir a verlos a algún partido de polo, que es en definitiva lo que están condenados a hacer.

*El grasa de millón o "¿No habrá un smoking adidas?": Donde encontramos a la peor clase imaginada de adinerados, aquella propia de los raperos norteamericanos o los futbolistas que emigran a Europa. No se molestan por ocultar su mal gusto, y piden un choripan en una cena de etiqueta. Visten ropas deportivas mal combinadas y llevan una gran variedad de accesorios de metales preciosos entrelazados. Tienen casas monumentales, con artefactos que no saben usar y más autos que neuronas.

*El discreto, o "me conformo con no ser el payaso de la fiesta": Aquí encontramos a la persona que no ostenta demasiado, y que prefiere el perfil bajo ante todas las circunstancias de la vida social. Esto puede ser aburrido, pero resulta bastante seguro. Viste como lo haría la mayoría, canta sólo los temas que le gustan (pero en voz baja) y prefiere actividades al aire libre y de clase media. No busca grandes lujos pero le gustan algunos objetos de comfort doméstico. De vacaciones va a la costa, a perderse en el mucherío.

*El impresentable o "Marta, pasame el Viceroy mojado ese de abajo del ropero": No es que no sepa que es un tipo de pésimo gusto: no le importa. Ama cruzarse al kiosko del Pepe y quedarse tomando Termidor Rosado mientras canta canciones de La Banda del Lechuga, o discutir con los vecinos acerca de la eliminación de Bailando por un sueño. No combina ni la pintura de las paredes y no entiende de ningún deporte que no tenga pelotas.

Aclaro como siempre que las clasificaciones son tipos ideales y que no son empíricamente observables (al menos en situaciones normales), pero dan un gráfico bastante preciso de los comportamientos de cada persona.

Hay diferentes posturas que adopta una persona ante otra de diferente gusto: hay quienes optan por un papel cómplice o quienes simplemente se burlan. Por último, quiero remarcar una curiosidad: puede que efectivamente sean los de peor gusto tanto el grasa adinerado como el impresentable, pero son los más sinceros con respecto a él, y los que menos ocultan su real entretenimiento.

Ahora sí: SOBRE GUSTOS SÍ HAY ALGO ESCRITO.

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