Con un querido amigo hemos desarrollado una tibia discusión... perdón, discusión puede resultar una palabra muy fuerte, quizás convenga mejor decirle debate... no, tampoco me convence, suena a algo organizado, y esto no lo fue. Pongámoslo así: dada cierta inquietud común, que podríamos rotular como el sentimiento trágico del lector (mientras, Miguel de Unamuno intenta revolcarse en su tumba, para descubrir la espantosa realidad de que no sólo no es acreedor de un nicho o parcela, sino que para peor, contra su última voluntad, fue cremado) él formuló la siguiente pregunta: ¿es necesario "perder" (ocupar puede llegar a quedar mejor, por no ser tan valorativo) el tiempo leyendo libros que "sabemos" (en realidad pienso que nos basamos en prejuicios, apelando al significado más amplio de este término: pre-juicio, lo que es un jucio anterior a la lectura y no necesariamente "negativo") de antemano que son mediocres, paupérrimos, desdeñables, insoportables... hablemos con propiedad: berretas (increíblemente, pedorro se ha convertido en sinónimo de este adjetivo, aun cuando en sus comienzos designaba a algo o alguien con problemas de flatulencias)?
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En realidad no me interesa seguir con ese planteo en este momento, pero me venía bien como introducción, y también porque quería nombrarlo a Unamuno para hacerme el culto y no sabía cómo disfrazar el esnobismo
{continuamos con nuestra programación habitual}
Yo decía en algún estadio de nuestra conversación que también leíamos por prejuicio (insisto, olvídense por un momento de la carga negativa que normalmente tiene esta palabra) las "grandes obras", u otras que nos compraran porque uno de sus capítulos se llamase: "Ser Emilio Disi o cualquier otra persona". A lo que quiero llegar con todo este palabrerío es a que en mi biblioteca me está esperando desde hace algún tiempo uno de esos autores considerados maestros: Ernesto Sabato (toda esta entrada se reduce a la intención de mencionarlo para impresionar a las multitudes y para desilusionar a las maestras de secundaria que piensan que Coelho es lo más grande que hay).
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Yo decía en algún estadio de nuestra conversación que también leíamos por prejuicio (insisto, olvídense por un momento de la carga negativa que normalmente tiene esta palabra) las "grandes obras", u otras que nos compraran porque uno de sus capítulos se llamase: "Ser Emilio Disi o cualquier otra persona". A lo que quiero llegar con todo este palabrerío es a que en mi biblioteca me está esperando desde hace algún tiempo uno de esos autores considerados maestros: Ernesto Sabato (toda esta entrada se reduce a la intención de mencionarlo para impresionar a las multitudes y para desilusionar a las maestras de secundaria que piensan que Coelho es lo más grande que hay).
Llegado al punto, o mejor, llegado a este punto. (este: .) debo hacer un comentario que explicará el porqué del título (palabras permitidas sólo para seguidores del Partido Comunista o afiliados al Sindicato internacional de vendedores de humo): "el libro que está esperandomé se llama "Sobre Héroes y tumbas("x2).
Como todavía no lo leí, no sé de qué se trata, y por consiguiente podrían pensar que no tengo el derecho a usarlo con pretensiones humorísticas, ni como encabezado de algo que quizás no tenga que ver en lo más mínimo con lo que en el libro dice, o se dice. Pero cuando se me ocurrió el título apócrifo, me sentí orgulloso de mi capacidad creativa, y pensé "¡qué buen título para un post (El Rinconcito del Gordo Morcilla informa que sigue en la búsqueda de una palabra menos imperialista para reemplazar este anglicismo) sobre superhéroes norteamericanos (estadounidenses, bah, porque supongo que en Canadá no necesitan ninguno siendo un sociedad tan correcta y ordenada)! Pero después dije, "tendría que pensarlo bien, no voy a andar malgastando tan buen encabezado para escribir dos pelotudeces como: ¿por qué la mayoría de los superhéroes usan el calzoncillo afuera del pantalón? ¡Vamos, qué importa!, o me gusta más Spiderman porque es un superhéroe más humano que, por ejemplo, Superman (el "realismo socialista" déjenselo al viejo Gyorgy, y les aviso, ignorantes, que Superman era de Kryptón)."
Quizás el detonante de que me decidiera a usar (espero que fructíferamente) el título fue haber visto Watchmen (sí, atraso 5 años con las películas, pero sepan que con las lecturas atraso un promedio de 53, así que comparando no estoy tan mal). Percibí en esta obra cinematográfica (aprendan los periodistas, eso se llama sinónimo, y se usa para no repetir siempre la misma palabra) un carácter de superhéroe diferente del que normalmente suponemos (acuérdense del prejuicio). Quizás el cómic original en que se basó esta adaptación tenía otra(s) historia(s), pero en este caso me quedó esa sensación: un alarde de originalidad en el tratamiento de un género, una ostentación de capacidad para salirse de cierto molde. En fin, tampoco soy tan conocedor de los superhéroes "primigenios" como para hacer toda una tesis sobre el caso.
Este sería el momento propicio para insertar en esta disertación a El Eternauta y la consiguiente parrafada sobre el héroe colectivo, pero permítanme señores no hacerlo, en parte porque abundan textos por el estilo (vayan y búsquenlos), y en parte porque ya aburre el tema.
Eltema tópico (¿no queda más elegante?) da para largo, pero a mí ya me cansó.
Doctor Seisdedos... sanador y sanatero.
PD: El abuso de paréntesis está penado con cinco días en prisión común, o calabozo de comisaría de barrio.
Quizás el detonante de que me decidiera a usar (espero que fructíferamente) el título fue haber visto Watchmen (sí, atraso 5 años con las películas, pero sepan que con las lecturas atraso un promedio de 53, así que comparando no estoy tan mal). Percibí en esta obra cinematográfica (aprendan los periodistas, eso se llama sinónimo, y se usa para no repetir siempre la misma palabra) un carácter de superhéroe diferente del que normalmente suponemos (acuérdense del prejuicio). Quizás el cómic original en que se basó esta adaptación tenía otra(s) historia(s), pero en este caso me quedó esa sensación: un alarde de originalidad en el tratamiento de un género, una ostentación de capacidad para salirse de cierto molde. En fin, tampoco soy tan conocedor de los superhéroes "primigenios" como para hacer toda una tesis sobre el caso.
Este sería el momento propicio para insertar en esta disertación a El Eternauta y la consiguiente parrafada sobre el héroe colectivo, pero permítanme señores no hacerlo, en parte porque abundan textos por el estilo (vayan y búsquenlos), y en parte porque ya aburre el tema.
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Doctor Seisdedos... sanador y sanatero.
PD: El abuso de paréntesis está penado con cinco días en prisión común, o calabozo de comisaría de barrio.