Habrán leído alguna vez, estimadísimos lectores, en estas selectas páginas aquel artículo del inigualable Higleppi en que desglosaba (preocupado) los numerosos clisés que se advierten en cualquier película de origen estadounidense: los rusos que hablan en inglés, los jefes de policía que son siempre negros, los únicos presidentes que son negros....¿qué?, ¡momento!, me informan que ya hay un presidente negro...ahh bueno, casi negro, me dicen. En fin, lean de nuevo aquel texto y deleitensé. Es por eso que, atendiendo al carácter pluralista de este espacio y para demostrar que no siempre apuntamos hacia el mismo lado (léase esto en el sentido que más guste), esta vez habré de desentrañar algunos mitos relacionados a la Federación Rusa.
Al son de la balalaika les propongo entonces descubrir juntos los grandes aportes de los rusos a la cultura de la humanidad (o algo parecido).
Al son de la balalaika les propongo entonces descubrir juntos los grandes aportes de los rusos a la cultura de la humanidad (o algo parecido).
Es frecuente que, de acuerdo a la especialidad del orador de turno, la gran nación eurasiática deba su gloriosa presencia en la historia del planeta Tierra a motivos de diversa índole. Veamos.
Un politólogo nos dirá que su fama está dada por ser cuna de la revolución comunista; un geógrafo que es por su gran extensión o tal vez por la siempre magnífica y enigmática Siberia; un científico aeronáutico que deberíamos reconocer la gloria de haber sido la primer nación en llevar a un hombre más allá de la atmósfera del planeta; un crítico literario que no nos olvidemos de Mijaíl Bajtín, el desterrado; un matemático razonaría que Rusia ha demostrado tener un alto porcentaje de campeones de ajedrez; incluso aquellos más sutiles de pensamiento no podrían dejar de recordar a Sean Connery capitaneando el submarino Octubre Rojo.
Sin embargo (y motivo de esta nota), es por todos olvidado, rechazado y menospreciado el catálogo de las más geniales invenciones rusas:
—La ensalada rusa: ¿quién no comió un buen asadito acompañado de papas y zanahorias cortadas en cubos y acompañadas de arvejas, todo eso sazonado con una mayonesa de alto contenido calórico.
—Las montañas rusas: sin dudas la atracción más importante dentro de un parque de diversiones, la que hace valedero el derroche de gran cantidad de dinero en la costosa entrada de estos centros de innumerables problemas estomacales. Curiosamente en Rusia se las llama Amerikánskiye Gorki "montaña americana".
—La torta rusa: vendría a ser la hermana sofisticada de la torta negra: Riwwel Kuchen O Dinne Kuchen, en realidad es una torta de los alemanes del volga, alos que se los suele llamar rusos ya que cuando emigraron hacia nuestras pampas lo hicieron con pasaportes de la Federación.
—La ruleta rusa: letal juego, pariente nominal del emblema de los casinos. Aunque existen grandes diferencias entre los juegos, es un hecho que en ambos podés terminar con un disparo en la cabeza.
—La crema rusa: uno de los gustos de helado más ingorados por la población mundial, siempre atenta al consumo capitalista y a ignorar cualquier relación con algo que pueda ser tildado de comunista.
—El imperial ruso: el maravilloso postre que rinde homenaje al Imperio desde su nombre y desde su pretenciosa presentación y su refinado gusto.
Este somero e incompleto informe sobre los grandes aportes rusos a la cultura general llegó a su fin. Kaput.
Un politólogo nos dirá que su fama está dada por ser cuna de la revolución comunista; un geógrafo que es por su gran extensión o tal vez por la siempre magnífica y enigmática Siberia; un científico aeronáutico que deberíamos reconocer la gloria de haber sido la primer nación en llevar a un hombre más allá de la atmósfera del planeta; un crítico literario que no nos olvidemos de Mijaíl Bajtín, el desterrado; un matemático razonaría que Rusia ha demostrado tener un alto porcentaje de campeones de ajedrez; incluso aquellos más sutiles de pensamiento no podrían dejar de recordar a Sean Connery capitaneando el submarino Octubre Rojo.
Sin embargo (y motivo de esta nota), es por todos olvidado, rechazado y menospreciado el catálogo de las más geniales invenciones rusas:
—La ensalada rusa: ¿quién no comió un buen asadito acompañado de papas y zanahorias cortadas en cubos y acompañadas de arvejas, todo eso sazonado con una mayonesa de alto contenido calórico.
—Las montañas rusas: sin dudas la atracción más importante dentro de un parque de diversiones, la que hace valedero el derroche de gran cantidad de dinero en la costosa entrada de estos centros de innumerables problemas estomacales. Curiosamente en Rusia se las llama Amerikánskiye Gorki "montaña americana".
—La torta rusa: vendría a ser la hermana sofisticada de la torta negra: Riwwel Kuchen O Dinne Kuchen, en realidad es una torta de los alemanes del volga, alos que se los suele llamar rusos ya que cuando emigraron hacia nuestras pampas lo hicieron con pasaportes de la Federación.
—La ruleta rusa: letal juego, pariente nominal del emblema de los casinos. Aunque existen grandes diferencias entre los juegos, es un hecho que en ambos podés terminar con un disparo en la cabeza.
—La crema rusa: uno de los gustos de helado más ingorados por la población mundial, siempre atenta al consumo capitalista y a ignorar cualquier relación con algo que pueda ser tildado de comunista.
—El imperial ruso: el maravilloso postre que rinde homenaje al Imperio desde su nombre y desde su pretenciosa presentación y su refinado gusto.
Este somero e incompleto informe sobre los grandes aportes rusos a la cultura general llegó a su fin. Kaput.
1 comentario:
Excelente. Hablando de ensaladas rusas, que le parecería el domingo un asado como en los viejos tiempos, dr?
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