domingo, 23 de noviembre de 2008

La vida detrás de las pelotas

El RGM se avergüenza en presentarles una de sus nuevas secciones, otra de las cuales tal vez no aparezcan más, pero sirven para salir al paso por un tiempo. Con ustedes, "subestimadas profesiones de importancia", notas que dan muestra de aquellas tareas de gran relevancia que no son debidamente reconocidas por el público en general.


Subestimadas Profesiones de Importancia
Hoy: Ballboy

El noble deporte del tenis nos deslumbra con su belleza partido tras partido, torneo tras torneo. Cada punto nos hace deleitar con la calidad de los golpes de cada exquisito tenista y con el coraje de cada corrida hacia la veloz pelota.
Sin embargo, tras esta cortina de belleza hay una gran masa de gente que se sacrifica para que el espectáculo se desarrolle de la mejor manera. Personas que trabajan para el tenis y sin embargo están para no ser vistos. Ha llegado el día de reivindicar a la especie más subestimada de éstas, los ballboys, chicos pelota. No sólo ponen su persona al servicio del tenista de turno, sino que se agachan ante el espectáculo y hasta arriesgan su integridad física con el único objeto de hacer más bello el deporte que aman.

Pequeña Reseña histórica
Si bien hay diferentes teorías acerca del nacimiento de la disciplina ballboylistíca, algunos documentos antiguos nos señalan que ésta dataría del año 1350 aproximadamente, cuando la tribu Gaxzuectizxcá, de raíces aztecas implementaron un alcanza pelotas para su deporte consistente en meter una pequeña pelota hecha con hojas de cacao por unos anillos en la pared, tratando de pegarle con el codo o los hombros. En definitiva, el deporte era rudimentario y extremadamente estúpido, como los actuales, pero la novedad consistía en que el sujeto encargado de alcanzar las pelotas corriera por el perímetro del cancha con la intención de que las bolas se pusieran rápidamente en juego luego de cada pérdida de posesión de los jugadores.
Más adelante, los ingleses al oficializar al tiro con arco como deporte, y ante el desgano de ir a buscar las flechas arrojadas al interior del bosque luego de cada lanzamiento, contrataron esclavos o criados para que lo hagan por ellos. La disciplina siguió evolucionando hasta el siglo XX, cuando la figura del ballboy adoptó su forma actual.

Reconocidos Ballboys
Tal vez el primer ballboy reconocido fue el escocés Ray Careless, el cual ha quedado para la posteridad como el pionero en la disciplina. Su rapidez y elegancia para correr en cuclillas hacia las pelotas en la red y sus precisos pases de pelotas al ras del suelo a sus compañeros lo distinguieron así como sus oscuras gafas que lo proyectaron a la fama.
Pero si bien la importancia de Careless es innegable, también es incuestionable que el ballboy más famoso de la historia fue el Neozelandés Teddy Mc Aronne. El talento de éste ballboy, profesional durante los ochenta y parte de los noventa, ha quedado plasmada en cada cancha del circuito tenístico. Sus simpáticas maneras de pasarle pelotas a los tenistas, así como su frase "Agarrame la tercer pelota" lo catapultaron al cariño del público y al primer plano del deporte mundial. Setenta veces tapa de la revista "Ballboys de arcilla y pasto", Teddy tiene aún cientos de clubs de fans alrededor del mundo. "Ted es espectacular" exclamó Mc Enroe luego de ganar por tercera vez el Us Open; "Cuando sea grande quiero ser como Teddy" dijo Pete Sampras luego de ganar su décimo grand slam.

Una profesión de riesgo
Así como el ballboylismo es una profesión noble, es también de gran peligro para quienes la ejercen. Nadie nos borrará el recuerdo del marroquí Ismahel Lehamsi el 12 de octubre de 2001, cuando recibió un primer saque de Andy Roddick en uno de sus testículos y le diagnosticaron muerte testicular. Otro episodio negro fue el del peruano Armando T. Uno, cuando en el abierto de Cuzco de 1993 perdió la audición en su oído derecho al caérsele la silla del umpire encima.

Más allá de las canchas, los ballbays son ejemplos para la sociedad: un trabajo desinteresado, de perfil bajo y sin pretensiones de confrontación violenta o de ningún otro tipo. Cada ballboy es el molde de un buen ciudadano y por eso declaramos a ésta como una subestimada profesión de importancia. ¿Qué sería del tenis sin ballboys? ¿Qué sería del mundo sin humildad desinteresada? ¿Qué sería de Del Potro sin lesiones? Las respuestas están a la vista.

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