Un día como hoy, bueno no sé si como hoy, capaz que estaba lloviendo, es cierto que Cristina todavía no era la presidente, los Estados Unidos nunca habían tenido un presidente negro, Bailando por un Sueño iba por su segunda temporada, Maradona se la pasaba viajando sin mucho que hacer (eso es casi igual ahora), el fotolog era una moda incipiente y tantas otras cosas distintas. Lo único que se repite es la fecha: 30 de enero, fecha de fundación del Rinconcito del Gordo Morcilla. Por eso, con dos años de vida podemos decir que estamos creciendo: ya sabemos caminar más o menos bien, no nos cagamos a cada rato y estamos aprendiendo a decir nuestras primeras palabras.
Normalmente dedicaríamos este post a decir lo que hemos hecho en el año que pasó, lo que nos gustó, lo que no, algo de lo que vendrá. Contaríamos anécdotas, u alguna otra cosa alusiva (palabra típicamente usada en los actos escolares) al día que nos compete. Pero como nosotros nos jactamos de remar contra la corriente, y tratar de no seguir la generalidad, dedicaremos este post a cualquier gilada que se nos ocurra.
Normalmente dedicaríamos este post a decir lo que hemos hecho en el año que pasó, lo que nos gustó, lo que no, algo de lo que vendrá. Contaríamos anécdotas, u alguna otra cosa alusiva (palabra típicamente usada en los actos escolares) al día que nos compete. Pero como nosotros nos jactamos de remar contra la corriente, y tratar de no seguir la generalidad, dedicaremos este post a cualquier gilada que se nos ocurra.
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No creo que ninguno de ustedes (des)atentos lectores recuerden pero hace un poco de tiempo, fue mencionado un libro de capital importancia para cualquier biblioteca que se precie de ser completa: Secretos vaginales, la vida del famoso ginecólogo Alberto Concha y Toro. [Aquí el post en cuestión]. Como cortesía del doctor Concha y gracias a su generosidad publicamos aquí una parte de, al parecer de los críticos más renombrados, el mejor libro biográfico de 2008.
El Doctor Alberto Concha y Toro se mudó a la Argentina en 1945, en plena época de auge peron ista. Es más, el doctor, fue íntimo amigo del general luego de conocerse en un baile brindado por el Colegio Militar de la Nación. Concha y Toro había empezado a trabajar en 1946 en el Hospital Militar como jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia. Al doctor le fascinaba contar sus anécdotas sobre la reacción de sus pacientas al presentarseles. Contaba que nunca fue bien recibido que al entrar por la puerta de una embarazada dijera: Buenas tardes señora, soy el doctor Concha. Dígame que os pasa.
La enfermera Graciela Roth contaba que era muy gracioso oír las historias de parte del doctor, con esa acentuación española y voz grave que lo caracterizaba.
Alberto Concha y Toro hizo casi toda su carrera en la Argentina, luego del hospital militar pasó a dirigir el hospital Posadas y más tardes se mudó a la Ciudad de Paraná donde se desempeñó como director del hospital San Martín. Cuentan los que todavía se acuerdan del doctor Concha que él era muy aficionado a la pesca y solía pasarse horas en su lancha a motor recorriendo arriba y abajo el Paraná en busca de algún pez que sucumbiera ante sus anzuelos. Solía frecuentar el bar Flamingo, en la típica esquina de Urquiza y San Martín y tomar su clásico café cortado con dos de azúcar y tres medialunas. Algunos otros recuerdan al doctor con su porte europeo recorriendo las calles del centro, siempre fumando cigarros de olor penetrante y la mirada perdida en el suelo, como buscando monedas de un peso.
Sin lugar a dudas el acontecimiento más importante del doctor Concha y Toro fue su presencia en la Guerra de las Malvinas como jefe de cirugía (sí, sabemos que él era ginecólogo, pero era tan buen médico que lo llevaron igual).
Hasta acá el fragmento del libro Secretos vaginales, la vida del famoso ginecólogo Alberto Concha y Toro. Si quieren el libro pueden comunicarse con nosotros, en el rincón tenemos 50 libros del doctor que usamos de pisapapeles.
Saludos...
El Doctor Alberto Concha y Toro se mudó a la Argentina en 1945, en plena época de auge peron ista. Es más, el doctor, fue íntimo amigo del general luego de conocerse en un baile brindado por el Colegio Militar de la Nación. Concha y Toro había empezado a trabajar en 1946 en el Hospital Militar como jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia. Al doctor le fascinaba contar sus anécdotas sobre la reacción de sus pacientas al presentarseles. Contaba que nunca fue bien recibido que al entrar por la puerta de una embarazada dijera: Buenas tardes señora, soy el doctor Concha. Dígame que os pasa.
La enfermera Graciela Roth contaba que era muy gracioso oír las historias de parte del doctor, con esa acentuación española y voz grave que lo caracterizaba.
Alberto Concha y Toro hizo casi toda su carrera en la Argentina, luego del hospital militar pasó a dirigir el hospital Posadas y más tardes se mudó a la Ciudad de Paraná donde se desempeñó como director del hospital San Martín. Cuentan los que todavía se acuerdan del doctor Concha que él era muy aficionado a la pesca y solía pasarse horas en su lancha a motor recorriendo arriba y abajo el Paraná en busca de algún pez que sucumbiera ante sus anzuelos. Solía frecuentar el bar Flamingo, en la típica esquina de Urquiza y San Martín y tomar su clásico café cortado con dos de azúcar y tres medialunas. Algunos otros recuerdan al doctor con su porte europeo recorriendo las calles del centro, siempre fumando cigarros de olor penetrante y la mirada perdida en el suelo, como buscando monedas de un peso.
Sin lugar a dudas el acontecimiento más importante del doctor Concha y Toro fue su presencia en la Guerra de las Malvinas como jefe de cirugía (sí, sabemos que él era ginecólogo, pero era tan buen médico que lo llevaron igual).
Hasta acá el fragmento del libro Secretos vaginales, la vida del famoso ginecólogo Alberto Concha y Toro. Si quieren el libro pueden comunicarse con nosotros, en el rincón tenemos 50 libros del doctor que usamos de pisapapeles.
Saludos...